La economía de la eurozona podría sufrir un impacto considerable si se concreta una guerra comercial de gran magnitud, con la posibilidad de que la inflación aumente a causa de los nuevos aranceles establecidos por Estados Unidos y las posibles represalias de la Unión Europea. Esta advertencia fue emitida por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), quien subrayó que la integración en el comercio no solo es crucial, sino que también podría ser fundamental para reducir los efectos adversos provocados por estas decisiones unilaterales.
La situación se ha intensificado desde que Estados Unidos impuso un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio de diversas áreas, incluida Europa, lo que ha llevado a revisar las relaciones comerciales entre ambas potencias y podría provocar nuevos cambios en las políticas comerciales. Estas acciones han provocado reacciones de la Unión Europea, que ha indicado que tomará represalias desde abril, pudiendo afectar la economía mundial y especialmente a la eurozona.
En términos del impacto económico, se anticipa que un alza en los aranceles podría reducir el crecimiento de la eurozona en hasta 0.3 puntos porcentuales en el primer año, cifra que podría incrementarse si las represalias acrecientan las barreras comerciales. A corto plazo, los efectos en la inflación serían significativos, con un posible aumento del 0.5% debido a una menor demanda de productos europeos por parte de Estados Unidos y la consiguiente depreciación del euro frente al dólar. No obstante, a medida que las condiciones económicas se ajusten y las expectativas de crecimiento disminuyan, se espera que los efectos inflacionarios se moderen.
A largo plazo, las proyecciones del BCE indican que la disminución de la actividad económica podría aliviar la presión sobre los precios, aunque este panorama dependerá de varios factores tanto externos como internos, como el comportamiento de los mercados financieros y las políticas que se implementen tanto en la UE como en otros países implicados. Sin embargo, la incertidumbre en torno a las futuras negociaciones comerciales provoca que las estimaciones sean muy variables, manteniéndose una gran precaución sobre la evolución de los próximos meses.
A largo plazo, las previsiones del BCE sugieren que la reducción de la actividad económica podría suavizar las presiones sobre los precios, aunque este escenario dependerá de una serie de factores externos e internos, como el comportamiento de los mercados financieros y las políticas adoptadas tanto por la UE como por otros países involucrados. No obstante, la incertidumbre que rodea a las futuras negociaciones comerciales hace que las estimaciones sean altamente variables, y se mantiene una gran cautela sobre cómo se desarrollarán los próximos meses.
A pesar de los desafíos, la presidenta del BCE subrayó que una mayor integración comercial podría ser una solución para contrarrestar los efectos negativos de las políticas proteccionistas. El BCE considera que una cooperación más estrecha con otros bloques económicos podría amortiguar, e incluso compensar, las pérdidas derivadas de los aranceles y las represalias. En este sentido, se destaca la importancia de evitar políticas aislacionistas que, según Lagarde, solo generarán pérdidas a largo plazo para aquellos países que elijan esa vía.