Apenas una treintena de personas ocupaban la semana pasada un vuelo de Delta de Seattle a Maui, en el archipiélago de Hawái, tumbados sobre las filas de asientos vacíos. El aeropuerto de Kahului, el principal de la isla, ya no tenía el caos de los primeros días del incendio de Lahaina , la capital histórica del Reino de Hawái, con miles de turistas y locales apiñados por los pasillos, tratando de salir de allí. Todo lo contrario: apenas media docena de almas esperando a su maleta. En las afueras del aeropuerto, solares con miles de coches de alquiler que no tienen quien los use. El mercado de artesanía y recuerdos de Kihei, uno de los centros turísticos, deshabitado. Las vendedoras… Ver Más